14 de mayo de 2007

Homenaje a Las flores del mal

Pat Andrea y Jaime Siles recrean el universo prohibido de Charles Baudelaire.

En 1857, el Tribunal de Justicia de París prohibía a Charles Baudelaire la publicación de seis poemas de «Las flores del mal», por entender que ultrajaban la moral y las buenas costumbres. Un siglo y medio después, la editorial Libros del Zorro Rojo ha rescatado esos inquietantes poemas en una extraordinaria edición bilingüe ilustrada por Pat Andrea, con traducción del poeta Jaime Siles.

«Las piezas incriminadas conducen necesariamente a la excitación de los sentidos mediante un realismo grosero y ofensivo para el pudor», tales fueron los argumentos de la sentencia dictada en París en agosto de 1857. Para Baudelaire y sus editores, el proceso supuso una multa de 500 francos y la incautación de toda la edición. Para la historia de la literatura, Las flores del mal inauguraron la modernidad influyendo de modo decisivo en la poesía del siglo XX. Los editores de Libros del Zorro Rojo, decididos a publicar esos textos, pensaron inmediatamente en Pat Andrea (La Haya, 1942) como el artista más capacitado para retratar la desbordante sensualidad que gravita en tales composiciones. Al artista holandés le sedujo la propuesta y dedicó dos años de trabajo para realizar una veintena de dibujos que destacan por su psicología y su erotismo. El resultado de ese trabajo se publica ahora bajo el título Las flores del mal. Los poemas prohibidos.

En el mercado del libro, la poesía suele ser un género lateral en términos económicos; destino al que tampoco se sustraen los clásicos. Sin embargo hay notables excepciones. Una de ellas es el caso de Baudelaire, cuya producción literaria se cuenta entre las más perdurables del siglo XIX, aún hoy Las flores del mal siguen reimprimiéndose en todo el mundo, ejerciendo como paradigma para numerosos poetas. Lo curioso es que incluso los jóvenes siguen intimando con su literatura; ese constante «redescubrimiento» de Baudelaire se debe en parte a la índole revolucionaria de su poesía en términos estéticos, que abreva en la carencia de los valores existenciales, el erotismo, la muerte, la soledad, el misticismo, el placer y la sensualidad. La propuesta que subyace en su obra aún continúa transgrediendo los cánones de belleza y de moral que la sociedad pretende imponer.

Psicología y pintura
De todo el horizonte artístico contemporáneo, Pat Andrea sobresale por el profundo dominio de la psicología que traducen sus pinturas. Su obra integra las colecciones de los principales museos del mundo como el MoMA de Nueva York, el Centro Pompidou de París, el Museo Gemeente de la Haya o el Museo Frissiras de Atenas. Sus trabajos han obrado como una fuente de inspiración para toda una pléyade de jóvenes artistas. Ya en 1979, el crítico Jean Claire lo invitó a participar junto a Antonio López, Ronald B. Kitaj y David Hockney en una exposición conjunta que supuso el punto de partida de La nouvelle subjectivité, uno de los movimientos artísticos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. En palabras del crítico Juan Bufill: «La obra de Pat Andrea no desmerece de la de los grandes pintores figurativos del pasado, Rembrandt incluido, pero evita con soltura y con frescura caer en lo demasiado acabado. Su figuración es subjetiva, metarrealista, propia de un siglo XXI que no excluye ningún modo y ningún medio, sea vídeo, pintura o dibujo, concepto, abstracción o narración».

Dos ilustres antecedentes distinguen su trayectoria editorial. El primero fue la serie de dibujos titulada La puñalada, que Andrea realizara en Buenos Aires en 1976, al comienzo de la última dictadura militar. Ese trabajo fascinó tanto a Julio Cortázar, que tiempo después el autor de Rayuela escribiría El tango de la vuelta, basado en aquellos dibujos de Andrea. El segundo, su magistral versión de Alicia en el país de las maravillas, uno de los acontecimientos editoriales de Francia en 2007.

Para los poemas de Baudelaire, Pat Andrea dedicó dos años de estudio y trabajo para elaborar 20 estampas ejecutadas con una técnica mixta de acuarelas, carbonillas y crayones. El resultado es una serie de hombres, mujeres y demonios que se entrecruzan en situaciones de fuerte erotismo, conjugando de un modo admirable los tópicos habituales en el universo de Baudelaire: lo onírico y lo real, la virtud y los instintos, la represión y la liberación de los sentidos. Como en un juego de espejos, Pat Andrea recrea a los personajes de Las flores del mal y traduce, con innumerables recursos, aquello que los caracteriza: los poderes interiores de la conciencia, la transgresión de los tabúes.

El libro ya ha contado con una exitosa presentación en la Galería Víctor Saavedra de Barcelona, a la que asistieron, entre otros, Esther Tusquets, José Antonio Millán y Juan Manuel Bonet, quien destacó el acierto interpretativo de Andrea sobre Baudelaire y la brillante ejecución de sus dibujos para el libro, una de las grandes sorpresas de la oferta editorial de este fin de año.

La versión en castellano
Jaime Siles (Valencia, 1951), uno de los mayores poetas en lengua castellana cuya literatura destaca por su notable capacidad para la rima, tuvo a su cargo la traducción de los poemas, elaborando una versión que conserva tanto la música como las imágenes del original. De ello dan cuenta estrofas como estas de «El Leteo»: «Alma sorda y cruel, ven a mi pecho, / idolatrado tigre, monstruo de aspecto indolente / mis temblorosos dedos quiero hundir / en la espesura de tu larga melena eternamente; / En enaguas llenas de tu perfume / mi dolorida cabeza sepultar / y como flor marchita respirar / el suave hedor de amor que me consume». En su traducción, Jaime Siles no ha perdido de vista una de las premisas de Baudelaire sobre el arte poético: «Ningún poema será grande, noble, digno del nombre de poema, si no ha sido escrito únicamente por el mero placer de escribir un poema». Si toda traducción es una forma de reescritura, la labor acometida por Siles para elaborar su versión transparenta un placer análogo.