21 de septiembre de 2011

Jack London

San Francisco, 1876 – Glen Ellen, 1916


Fue vendedor de periódicos, vagabundo en los muelles de Oakland, ladrón de ostras, oficial en un patrullero que perseguía a ladrones de ostras, peón en fábricas de yute, orador callejero, buscador de oro en Alaska y finalmente uno de los mayores escritores de su tiempo. A los diecisiete años ganó un concurso literario con la crónica de un tifón. En Martin Eden, publicado en 1909, dejó testimonio de las miserias que enfrentó durante sus inicios como escritor. Fue un lector autodidacta. Marx, Darwin y Nietzsche influyeron en su pensamiento; Poe, Stevenson y Kipling, en su literatura. En La llamada de lo salvaje y Lobo de mar, las primeras novelas que cimentaron su fama, están ya la fascinación por el coraje y el culto a la autosuperación. Fue un socialista elitista, creyó en la revolución de los oprimidos y en la supremacía de los más aptos; sus relatos sobre boxeadores recrean ambas convicciones. Quebrantado por las secuelas del alcoholismo, London se dio muerte a los cuarenta años en su rancho de California.