4 de agosto de 2015

Entrevista con Henning Wagenbreth
















Autor de novelas gráficas, de cómics, ilustrador, etc. Hay tantas etiquetas..., pero ¿cuál crees que es la que realmente se te debería aplicar? 

Un novelista gráfico narra lo que parece ser una historia seria en imágenes. Los dibujantes de cómic se relacionan normalmente con una cultura trivial o underground. El ilustrador añade dibujos al texto. El tipógrafo diseña los tipos de letra. El diseñador gráfico compone la imagen y el texto en diferentes tipos de medios. Los productos se ofertan en una edición limitada y hechos a mano, como una producción en masa o en pantalla. Pero también está el animador o realizador de películas de dibujos animados, quien dota a las imágenes de movimiento; el escenógrafo y el artista callejero. Todas estas profesiones están íntimamente relacionadas. 

¿Y qué eres tú? 

Diría que un poco de todo. Prefiero la variedad. Me describiría como un «decatleta gráfico», si existiese una cosa así. He diseñado sellos para el servicio postal alemán y vallas publicitarias para la Kiel Week. Amo tanto los espacios teatrales como mis proyectos editoriales. He creado contenido animado y soy un apasionado de la tipografía. Pero ¿puedo contarte un secreto? Rara vez leo novelas gráficas. Normalmente son muy largas y contienen demasiada información. La verdad es que prefiero leer una novela.




















Entonces, ¿todo depende del gusto personal? 

No, el gusto personal es una categoría difícil. Se dice normalmente que las novelas gráficas son para los adultos y los cómics para los niños. Cuando se trata de arte y literatura, los adultos desean algo más. Los niños son extremadamente directos a este respecto. Si el libro no les engancha entonces lo dejan a un lado. Eso es por lo que me parece un reto mucho mayor el dibujar para niños. 

¿Podrías explicarlo? 

Hace poco escuché una encantadora anécdota sobre el libro El pirata y el boticario. La violencia juega un papel principal en este libro y esto resultó controvertido para los críticos. Tras una lectura en el Día de la Lectura de Alemania, un escolar dijo: «Buena historia», a lo que un amigo respondió: «Sí, pero no es para niños». 





















Tu libro Luna y lucero del alba fue galardonado con un premio por la Fundación del Libro de Arte, que lo reconoció como el libro más bello del mundo en el año 1999. En este caso ilustraste una historia de Wolfram Frommlet. ¿Es esta la norma? ¿Uno narra, el otro ilustra? 

Sí y no. Hay proyectos y proyectos, pero en cierta medida tienes razón. Un caso típico en el mundo de la edición de libros ilustrados es aquel en el que a un manuscrito se le busca un ilustrador. Así es como comencé mi trabajo, aunque ahora suelo ser yo quien aporte las ideas para un libro. Normalmente no me gusta nada trabajar el «caso típico» (risas). Cuando he desarrollado el proyecto de un libro al setenta o al ochenta por ciento se lo envío a los editores.





















Volviendo al tema de la tipografía, ¿qué quieres decir con «pasión por la tipo»? 

Que yo diseño y digitalizo mis propias fuentes, lo que permite que puedan usarse digitalmente. ¿Conoces el Prater, el parque más antiguo de Berlín, en Prezlauer Berg? Fuimos nosotros los que diseñamos su identidad gráfica, por ejemplo. Así, el jardín tuvo su propia tipografía, la conocida como Prater. En lugar de emplear una Times New Roman o una Arial, creamos una fuente original y diseñada manualmente. 















Como profesor en la Universidad de Artes de Berlín, ¿cuándo sabes que has detectado el talento en un estudiante?

Buena pregunta. Diría que lo sé cuando alguien muestra un interés social y artístico por el mundo. Cuando tiene ideas y un don para la observación y la innovación, en lugar de limitarse a imitar o interpretar. Ser capaz de dibujar a la perfección no es suficiente. Uno tiene que lograr tocar el corazón y la mente de los otros. Todos estos elementos combinados ofrecen un gran potencial. 



¿Cuánto es talento y cuánto es trabajo manual? 

Como siempre, es la combinación de ambos lo que importa. Hay mucho que se puede aprender: perspectivas, pensamiento espacial, técnicas o aplicaciones multimedia, por ejemplo. La curiosidad, el entusiasmo por la experimentación y el trabajo duro tienen que traerlo los estudiantes. El potencial para el diseño y el arte de cada individuo se desarrolla durante el curso. 





















¿Qué recomendaciones les darías a los jóvenes? 

Prueba, ensaya, experimenta. Cuanto más pruebes diferentes enfoques y técnicas, mejor conocerás tus habilidades y gustos. También les diría que la práctica es esencial. Por ejemplo, fui becario en una imprenta y aquella experiencia me enseñó mucho, tanto en el plano técnico como en el experimental. Como becario puedes aprender cosas que no harías después bajo ninguna circunstancia. Mi consejo más importante sigue y seguirá siendo: haz algo que realmente te guste hacer. Esto te ayudará a superar los periodos de escasez en el futuro.

www.wagenbreth.de
















La entrevista completa (en inglés) aquí: bit.ly/1I6AEnM